Luis Miguel logró arrasar en su paso por la Argentina, tras una decena de presentaciones en el Movistar Arena y con entradas agotadas para la segunda parte de su gira que lo traerá de regreso. Luego de cuatro años de ausencia en los escenarios, el artista eligió nuestro país como primer destino de una gira que se extenderá hasta el 2024.
Este viernes, Luis Miguel se despidió de las tierras donde nació su madre para continuar con su agenda que lo llevará por el resto del sur y centro de nuestro continente y seguirá por Estados Unidos y Canadá. Pese a las polémicas por su increíble cambio de apariencia y el rumor de dobles en sus conciertos, el astro logró cautivar a la platea presente cada velada, que también contó con algunas perlitas como la presencia de Mirtha Legrand.
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Sin embargo, los seguidores del cantante mexicano jamás imaginaron que Buenos Aires sería el escenario donde se pondría fin a una de las más extensas rivalidades de la música en español. El periodista Daniel Ambrosino capturó en vídeo y compartió en sus redes sociales la presencia de un espectador inesperado con quien supo estar enfrentado por muchos años. Parece que el tiempo ha hecho su trabajo, y el famoso coreó, junto al resto de los presentes, todas las canciones como un fan más.
Hablamos de Cristian Castro, quien con un look de traje impecable, estuvo en las primeras filas del auditorio cantando "Suave" a todo pulmón. Un hecho impensado para los seguidores de ambos artistas que hace un tiempo no imaginaban este encuentro posible que nos remonta al inicio de la carrera del hijo de Verónica Castro, en los años donde el 'Sol de México' ya era un exitoso intérprete.
Según los allegados a ambos cantantes, un novato Cristian admiraba profundamente al hijo de Marcela Basteri, y su irrupción en la escena musical de los 90 casi le cuesta la carrera a su antagonista. Así lo narra la serie de Netflix, aunque cambiando algunos eventos. Sin embargo, se dice que lo que realmente enemistó a los artistas fue enamorarse de una misma persona: Daisy Fuentes. Lo cierto es que pese a que nunca quedó claro el verdadero motivo, esta rivalidad se mantuvo por varias décadas.
Hasta hoy, cuando Castro se lució como un admirador más de la obra de Luis Miguel, como el resto de los presentes. Sin dudas, un hecho que marca, al menos del lado del heredero de la actriz, la bandera blanca a una distancia de 30 años. Lo cierto es que muchos han lamentado que Luismi no se haya acercado a saludar a su colega, pero ya el primer paso está dado y quienes han estado allí, son los testigos de un día que no olvidarán.